La defensa holística surgió en la década de 1990 como una nueva forma de representar a clientes de bajos recursos. A diferencia de la defensa pública tradicional, que se centra únicamente en el caso penal, la defensa holística también aborda las consecuencias más amplias de los cargos penales —como la pérdida del empleo, la vivienda o la custodia de los hijos— y los problemas personales que pudieron haber llevado al arresto, como la adicción o una enfermedad mental. Implica un equipo de profesionales, que incluye abogados, defensores holísticos y gestores de casos, que trabajan juntos para brindar un apoyo integral al cliente.
